La Luciérnaga, una nueva atracción del Parque
El nuevo Funicular se transformará, después de la remodelación en la “Luciérnaga”, y será la primera atracción del Parque, puesto que es la que los visitantes utilizarán para acceder. El interior del Funicular quedará liberalizado, habilitando una mayor superficie disponible y convirtiéndose en un espacio diáfano que ofrecerá una mayor permeabilidad visual interior. Así, la atracción permitirá que los viajeros puedan disfrutar todavía más y mejor de la vista panorámica durante el trayecto a través de los grandes ventanales que habrá.
La vista panorámica será una de las maneras de poder disfrutar de la nueva atracción mientras dure el viaje, pero no la única. Se instalarán varias pantallas interactivas y mesitas electrónicas que permitirán la interacción de los viajes con la atracción, y que tendrán una función didáctica y de entretenimiento. Los viajeros podrán conocer cómo es el funcionamiento de un funicular, su historia, así como la del Parque en general, ver vídeos interactivos y jugar a través de las mesitas táctiles, disfrutando de una completa experiencia educativa cercando del Funicular y del propio Parque de Atracciones Tibidabo.
La iluminación será parte importante de la nueva imagen de la Luciérnaga. Se mejora la iluminación interior, y se da más relevancia a la iluminación exterior, que sigue una línea más moderna y futurista, y que potenciará su efecto cuando se haga oscuro.
El diseño de la atracción ha sido pensado también para mejorar el confort y la experiencia del usuario. En este sentido, se reducirá el impacto acústico y de vibraciones del trayecto, se instalará un sistema avanzado de climatización, y se ha realizado un diseño más depurado de los elementos interiores. Ejemplo de esto son los asientos, mucho más ergonómicos y cómodos.
Mejoras técnicas
Los acondicionamiento técnicos que se efectuarán aumentarán la seguridad del Funicular, que quedará totalmente adaptado a las normativas vigentes de transporte por cable. Entre las medidas que se aplicarán para hacer más fiable la seguridad está la inclusión de elementos antiincendios, la instalación de iluminación de emergencia y de pasamanos, así como una mejora en el sistema de apertura y cierre de puertas. Además, se implantará un renovado sistema de vídeo y audio y vigilancia mediante un sistema de CCTV.
La operatividad también se verá mejorada puesto que los 2 convoyes, el que hace el viaje de ida y el que hace el de vuelta, podrán ser operados de dos formas o de manera remota con el modo automático o un conductor a bordo, que dispondrá de un pupitre de conducción especial, puesto que se ha eliminado la cabina para potenciar las vistas panorámicas. Además, se ha mejorado el acceso para personas con movilidad reducida, adecuando totalmente uno de los compartimentos del Funicular e instalando un ascensor exclusivo por estas personas a la estación superior.
Las tareas de mantenimiento, ya sean ordinarias o extraordinarias también se facilitan y, incluso, se reducirán. En este sentido está previsto instalar armarios eléctricos en el interior del vehículo y trapas técnicas al tierra, para poder acceder de manera más sencilla a los frenos, a la central hidráulica, a las baterías de emergencia o a la unión entre vagones.
Primer Funicular del estado
El Funicular del Tibidabo empezó a construirse en junio del 1900 por iniciativa del doctor Salvador Andreu, fundador del Parque de Atracciones del Tibidabo. La idea surgió raíz de un viaje en Suiza de uno de sus amigos, donde pudo experimentar un viaje con Funicular. El Dr. Andreu sintió a hablar y decidió que aquel “extraño ascensor” era el transporte idóneo para poder acceder a la cumbre del Tibidabo.
En julio del 1901 el Funicular ya hizo su primera ascensión en la montaña, bajo la supervisión del ingeniero Bonaventura Roig y, una vez terminadas las obras y los últimos ajustamientos, se pudo inaugurar en octubre del mismo año. Las primeras carrocerías estaban hechas de madera y disponían de 5 compartimentos, repartidos entre las clases preferente y general, con una capacidad máxima de 80 pasajeros por convoy.
Desde entonces, el Funicular ha sido remodelado en varias ocasiones. Como consecuencia de su éxito, en 1922 se cambió toda la maquinaria y se aumentó su capacidad, llegando a las 140 personas por viaje. Se volvió a ampliar en 1958, cuando también se sustituyeron el chasis de los antiguos vagones de madera por nuevo vagones de chapa metálica. Dos años más tarde, en 1960, se instaló una nueva máquina de tracción, que permitió disminuir la duración del trayecto al aumentar la velocidad del Funicular a 4 metros por segundo. La última remodelación se realizó al 2007, mejorando la maquinaria de tracción.
El trayecto del Funicular tiene una longitud de 1.124 metros y un desnivel de 272 metros entre la estación inferior y la superior.